Muros de unos 50 cm de alto atraviesas las puertas de acceso y salida de la escuela 186 Provincia de Tucumán, de Finca Pedro León Cornet, de Arcadia. La comunidad está ubicada a orilla de la ruta 328, unos seis kilómetros al oeste de la traza vieja de la 38.

En Arcadia se urbanizan las orillas del ex ramal ferroviario

Algunos docentes, e incluso los alumnos más pequeños, tienen dificultades para ingresar al establecimiento. Pero, se asegura, la pared de cemento es vital en los tiempos de lluvias. Evita a veces el ingreso al edificio de las crecientes barrosas que bajan desde las serranías próximas. La vecina Irma Lonzalle advirtió que las paredes no siempre logran contener los aluviones que se desprenden por la ruta y dejan enormes socavones.

Esos agujeros ahora amenazan no solo con hacer desaparecer el establecimiento educativo. También se abren peligrosos cerca de las casas de la mayoría de las 20 familias que viven en la zona. “En las últimas tormentas los chicos perdieron varios días de clases porque todo el interior del establecimiento se llenó de agua y barro. Todos los años sucede lo mismo. El miedo te desvela, no te deja dormir. Uno no sabe lo que se le viene encima, en medio de un ruido espantoso”, dijo doña Irma, madre de tres niños.

Tal como sucede en Alto El Puesto, Puesto Nuevo, Domingo Millán y colonias de Santa Ana, entre otras comunidades, el desvío de canales y acequias hacia los caminos de la zona, practicado por finqueros, condena al vecindario a un futuro incierto. “La 328 ya prácticamente desapareció a la altura de la escuela. Los transportes de citrus han comenzado a tener problemas con la salida de la producción. Tarde o temprano no van a poder sacar los limones” observó Soledad Andrada. Según la mujer, ni Vialidad de la Provincia ni ninguna autoridad local se muestran preocupadas por las amenazas que se ciernen sobre los pobladores de Finca Cornet. “Vivir aquí en el verano es de terror. La furia de las aguas hace temblar las casas. Y uno permanece aislados hasta a veces semana entera. No sabemos hasta cuándo seguiremos soportando esta situación” apuntó.

Los pobladores de Finca Cornet estimaron que el pueblo comenzó a sufrir hace una década los peligros de las corrientes descontroladas de agua que bajan desde los cerros desmontados y ahora cubiertos por citrus. “Al principio no era tanto. Pero después las acequias se comenzaron a abrir y la ruta se transformó en un río”, recordó Andrada. Los vecinos temen que de crecer el peligro de las crecientes, se vean obligados a abandonar la comunidad.

Una ley en espera

Jorge Carrero Valenzuela, subdirector de Suelo de la Secretaría de Desarrollo Productivo de la Provincia, en recientes declaraciones a LA GACETA dijo confiar en que los desbordes van a ir siendo contenidos o mitigados a medida que se avance en los campos en la aplicación de la Nueva Ley Provincial de Suelo 9.374, promulgada en el 2020. “Por ahora son pocos los que se adecuaron a esta norma que tiene como fin comprometer al sector productivo a realizar acciones tendientes a disminuir el escurrimiento generado en los campos de cultivos” expuso. “Son disposiciones que fueron abordadas desde un concepto que apunta a atender las externalidades negativas y que incluye cambios en el estado de los suelos e intervenciones en las cuencas hidrográficas” precisó. “La ley, en esencia, contempla el tratamiento de sucesos en la visión de la microcuenca hidrográfica. Antes solo se abordaba de una manera más limitada a nivel de finca. Ahora se amplía considerando los ríos que pasan por la zona en que están las propiedades” explicó. “Lo que se propone, y ya se está haciendo en algunos casos, es que cada propietario ordene su finca a través de prácticas estructurales como de laguna de laminación, canales de guardia, siembra de terrazas y curva de nivel y /o estructurales como descompactado” apuntó.

“La laguna de laminación o de crecida va acumulando el agua y su escurrimiento es administrado a través de un caño de salida. Se está haciendo en campos de limón, También se propone la plantación interna de gramíneas de verano para brindar porosidad al suelo” indicó el funcionario. Según aseguró, en la actualidad ya no habría prácticas masivas de desmontes. Sin embargo admitió que las hubo y ahora “el suelo acusa ese impacto”. “Las consecuencias se la está abordando, pero no con la intensidad o amplitud que desearíamos en razón de que disponemos de una estructura técnica acotada compuesta por cinco técnicos. Quizás se necesite el doble o más para recorrer los campos. Entonces el proceso de adecuación a la nueva ley sería más rápido” concluyó.